Por Andiel Galván
Después del largo sueño que dormía la llamada “oposición institucional” del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Miguel Vargas, su presidente, rompió el silencio. Se alzó contra la propuesta del Ejecutivo del presupuesto para 2014 porque “es más impuestos y deterioro económico”, y llamó a los diputados blancos a rechazarla. El problema es que nunca llegaron los argumentos que sustentan su postura. Así, ni se aporta al debate ni se cumple con la misión educativa de la oposición de orientar al ciudadano.
En la coyuntura de la reforma fiscal de 2012, el veterano analista político Orlando Gil planteó al PRD negociar con el PLD la aprobación de la ley de partidos, a cambio del paquete impositivo. Pues la actitud de la oposición en democracia no sólo es de conflicto, sino que debe procurar el consenso, en base a la cooperación mutua, sobre todo, si es en beneficio del pueblo. Pero concluyó Gil que para el PRD “fue más importante verse el ombligo que dar un paso adelante…”.
Propuesta. Al calor del debate presupuestario actual en el Congreso, la propuesta de este artículo se dirige al presidente del PRD, para que condicione la aprobación del presupuesto 2014, a cambio de la ley de partidos y organizaciones políticas. La pieza que actualmente descansa en el Congreso regularía aspectos esenciales del sistema político como la democracia interna de los partidos, su financiamiento, la publicidad estatal, el transfuguismo, entre otros. Luego de décadas reconociendo la necesidad de más equidad en la competencia política, la falta de consenso ha frustrado su suerte.
“Asegurar la autenticidad del poder; iluminar al poder y limitarlo; impedir su perpetuidad; preparar una reserva de hombres y soluciones”, deberían ser las funciones de la oposición en una democracia, según el constitucionalista francés Georges Vedel. No se trata ni del bloqueo irracional de iniciativas ni de la crítica por la crítica, sino más bien de influir en la toma de decisiones por el bien común. El PRD de Miguel que tanto insiste con la institucionalidad, también debería valorar las ventajas de la ley de partidos para institucionalizar la política dominicana. Pero claro, si se quiere ejercer la oposición.